¿Qué significa vate?

vateToca definir en esta ocasión la palabra rara vate, que no bate -con ‘b’ y referida  al palo con el que se golpea la pelota en el béisbol y otros juegos- ni tampoco mate, yate o cate, términos igualmente bisílabos y acabados en -ate. Muy gracioso es el adjetivo botarate -persona alborotada y de poco juicio- y, entre otras muchas opciones, tenemos para los más golosos el chocolate, sirviendo también el aguacate si está maduro y bien azucarado.

Una vez más me pierdo en introducciones absurdas cual primate. Y como aquí hay tomate y sobran más preámbulos os diré que la palabra vate, con ‘v’, se puede usar tanto como sinónima de adivino como de poeta.

Así es, vate es quien adivina, quien predice el futuro; ya sea con una bola de cristal, con las cartas del tarot, leyendo las líneas de las manos o basándose en extraños poderes o la inocencia de la gente. Porque en esto de las predicciones los más escépticos preferimos mirar hacia otra parte.

Más me gustan los poetas, para qué negarlo. Vates duchos en el arte de fabricar versos preciosistas. Sensibles, irónicos, cómicos, enamorados. Artistas de la rima imposible y el mensaje con ornamentos.

 

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¿Qué significa trebejo?

Trebejo

¿Sabías que el ajedrez surgió en Europa en el siglo XV inspirado en un juego persa de nombre Shatranj? ¿Y que este último procedía a su vez de uno más antiguo llamado Chaturanga que se practicaba en India en el siglo VI? ¿Y si te digo que todas las posibles combinaciones sobre un tablero de ajedrez exceden el número de átomos del universo? Apasionante.

Tanto si te gusta y practicas el ajedrez como si no, te propongo hoy la palabra rara trebejo, utilizada para designar a cada una de las piezas o figuras con las que los competidores afrontan sus partidas en el citado juego. Son trebejos el peón, la torre, el caballo, el alfil, la dama e incluso el rey. Todos por igual, pero no los únicos, puesto que tan curioso vocablo admite más acepciones.

Útiles, instrumentos o herramientas son igualmente trebejos -desde los que usa un fontanero hasta los que emplea un dentista, por poner solamente un par de ejemplos-, y también lo son los juguetes, aunque rara vez escucharás a progenitores y vástagos emplear tan rimbombante vocablo.

Mirad si es lúdica la palabra trebejo que en el pasado su utilizó incluso como sinónimo de diversión, entretenimiento o chanza, entendida esta última como un dicho festivo y gracioso o como un hecho burlesco para recrear el ánimo y ejercitar el ingenio.

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¿Qué significa zaborrero?

ZaborreroSegún la Real Academia Española (RAE), la palabra rara zaborrero (o zaborrera, en femenino) se utiliza en el contexto laboral para calificar a aquellos obreros que trabajan mal, que son chapuceros. Y bien, no quisiera excederme con un colectivo, el de los “curritos”, que lleva miles de años levantando países con más sudor que alegrías, pero, reconozcámoslo, hay peones malos… muy malos.

Zaborreros y zaborreras abundan en todos los sectores del mercado laboral –y fuera de él-, pero es especialmente escandaloso el porcentaje de paletillas del tres al cuarto que, en comandilla, prometen mil y unas mejoras en hogares de todo tipo. Sin compromiso. Sin seriedad. Hablo de albañiles, de electricistas, de fontaneros, de pintores de brocha gorda y de otros representantes gremiales que, lejos de honrar la profesión, tiran su prestigio por el suelo. Sin pudor. Sin vergüenza. Por un puñado del vil metal que incita al pecado del mundo.

En mi opinión, son también zaborreros los ‘cambiapiezas’ del sector del automóvil, los gurús de la medicina milagrosa, los funcionarios de pereza infinita, las secretarias de incapacidad permanente, los directivos de ego desmedido y nula valía, los conductores que desafían el peligro, los policías de placa rápida y los mandamases acomplejados. Entre otros muchos.

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¿Qué significa vidajenear?

VidajenearLa palabra rara vidajenear se utiliza coloquialmente para referirse a la acción de fisgar, la fea costumbre de husmear, interesarse y/o entrometerse en la vida ajena.  Alguien que vidajenea es sencilla y llanamente un cotilla, un metomentodo, una persona amiga de los chismes y de los cuentos.

Pocas cosas son más habituales en los pueblos pequeños que vidajenear: que si al Antonio, el marido de la Margari, le han despedido del trabajo; que si a Pepi y Luci, las hijas adolescentes del Manolo y la Juani, las han pillado fumando canutos en el instituto; que si “El Melenas”, el primo del panadero, le ha puesto los cuernos a “La Fresca” -qué paradoja-, la dueña del bar de la plaza, etc.

Así son las cosas y así las cuentan los porteros y las porteras de turno. Elamarillismo hecho corneta. Abanderados de la crónica rosa.  Siempre vigilantes, atentos a cada movimiento, con los rulos puestos y la lengua bien afilada. Dispuestos a vidajenear con más imaginación que argumentos.

En fin, yo vidajeneo, tú vidajeneas, él vidajenea,… Un verbo distinto que conjuga con gracia, una palabra rara más.

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