¿Qué significa chamarilero?


Lo sé, soy un redactor suicida y ejerzo como tal. Tanto que me la juego hoy no ya con otra de esas extrañas palabras raras en español a las que os tengo acostumbrados -que también- sino con el vídeo musical de una canción que titula como el término elegido: ‘Chamarilero‘. No seáis así y disfrutad de la definición y de la banda sonora. No me lo tengáis en cuenta porque, oye, un temazo no será, pero estribillo pegadizo tiene, ¿no?

Canta Kiko Muñoz que es un chamarilero y especifica que vende penas viejas y sentimientos usados. Añade además, aunque esto último os dará menos pistas, que es una caricatura de lo que anteriormente fue. Un títere al antojo del pasado, especifica el vocalista mientras languidece al compás del blanco y negro.

Llegados a este punto probablemente os sigáis preguntando qué es un/a chamarilero/a. A lo que respondo yo, RAE en mano, que este sustantivo se atribuye a la persona que se dedica a comprar y vender objetos viejos o usados. Como el tal Muñoz en su canción, pero con peor fe que el anterior. O eso me parece a mi tratándose de comercio y viendo cómo se las gasta la sociedad del capital en este triste siglo XXI.

Como sé que os gustan los datos curiosos, os diré también que la palabra chamarilero fue incluida por primera vez en el diccionario de la Real Academia en el año 1803. Tiempo después su presencia parece haberse diluido, aunque, quién sabe, igual hasta la ponemos de moda.

Share

¿Qué significa vate?

vateToca definir en esta ocasión la palabra rara vate, que no bate -con ‘b’ y referida  al palo con el que se golpea la pelota en el béisbol y otros juegos- ni tampoco mate, yate o cate, términos igualmente bisílabos y acabados en -ate. Muy gracioso es el adjetivo botarate -persona alborotada y de poco juicio- y, entre otras muchas opciones, tenemos para los más golosos el chocolate, sirviendo también el aguacate si está maduro y bien azucarado.

Una vez más me pierdo en introducciones absurdas cual primate. Y como aquí hay tomate y sobran más preámbulos os diré que la palabra vate, con ‘v’, se puede usar tanto como sinónima de adivino como de poeta.

Así es, vate es quien adivina, quien predice el futuro; ya sea con una bola de cristal, con las cartas del tarot, leyendo las líneas de las manos o basándose en extraños poderes o la inocencia de la gente. Porque en esto de las predicciones los más escépticos preferimos mirar hacia otra parte.

Más me gustan los poetas, para qué negarlo. Vates duchos en el arte de fabricar versos preciosistas. Sensibles, irónicos, cómicos, enamorados. Artistas de la rima imposible y el mensaje con ornamentos.

 

Share

¿Qué significa trebejo?

Trebejo

¿Sabías que el ajedrez surgió en Europa en el siglo XV inspirado en un juego persa de nombre Shatranj? ¿Y que este último procedía a su vez de uno más antiguo llamado Chaturanga que se practicaba en India en el siglo VI? ¿Y si te digo que todas las posibles combinaciones sobre un tablero de ajedrez exceden el número de átomos del universo? Apasionante.

Tanto si te gusta y practicas el ajedrez como si no, te propongo hoy la palabra rara trebejo, utilizada para designar a cada una de las piezas o figuras con las que los competidores afrontan sus partidas en el citado juego. Son trebejos el peón, la torre, el caballo, el alfil, la dama e incluso el rey. Todos por igual, pero no los únicos, puesto que tan curioso vocablo admite más acepciones.

Útiles, instrumentos o herramientas son igualmente trebejos -desde los que usa un fontanero hasta los que emplea un dentista, por poner solamente un par de ejemplos-, y también lo son los juguetes, aunque rara vez escucharás a progenitores y vástagos emplear tan rimbombante vocablo.

Mirad si es lúdica la palabra trebejo que en el pasado su utilizó incluso como sinónimo de diversión, entretenimiento o chanza, entendida esta última como un dicho festivo y gracioso o como un hecho burlesco para recrear el ánimo y ejercitar el ingenio.

Share

¿Qué significa galopín?

Palabra rara galopínA galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar‘. Así decía uno de los más emotivos poemas del gran Alberti y así lo cantaba Paco Ibáñez guitarra en mano. No era aquel un galope cualquiera, sino el veloz y metafórico transitar con que el que escritor arengaba a las masas ante el sinsabor de la Guerra Civil Española. Un himno de lucha y solidaridad que galopines y galopinas deberían recitar para el perdón de sus pecados.

Hartos de preámbulos, supongo que a estas alturas querréis saber ya a qué tipo de persona podemos adjetivar con la palabra galopín. Pues bien, no os voy a hacer esperar: un galopín es algo así como un pícaro, un bribón. Un individuo desvergonzado, ducho en las artes del engaño. Se os ocurren unos cuantos, ¿verdad?

Por si fuera poco, añade el diccionario que el galopín va mal vestido, sucio y desharrapado por abandono, lo que, de algún modo, le convierte en una mala copia de aquel Lazarillo de Tormes cuyas aventuras y adversidades dieron brillo a la literatura castellana del siglo XVI.

Pero claro, el contexto manda y las palabras son tan ricas como acepciones atesoran. Y en el caso de galopín resulta que también sirve para describir a alguien con talento y de mundo. Así que aprenderos el nuevo término y usadlo como gustéis. Con un matiz positivo o con uno negativo. Al trote… o al galope.

Share

Qué difícil es hablar el español


No parece tan difícil hablar el español si tenemos en cuenta que hay estudios que indican que 307 palabras bastan para hacerse entender en Chile. Y que menos aún serían suficientes, exactamente 254, si lo que quisiéramos es conversar con garantías en un país como República Dominicana. Son dos ejemplos del paradójico empobrecimiento de un idioma que es sin embargo rico en léxico y en número de hablantes: 88.000 términos engordan el diccionario de la RAE -aunque existen bastantes más del doble si sumamos localismos y rarezas históricas- y 417 millones de personas lo utilizan en todo el mundo.

Retomando lo anterior, y entre definición y definición, aprovecho este post para rescatar una divertidísima canción que Youtube encumbró a la categoría de hit hace algunos meses. Merecía estar en nuestro blog el tema ‘Qué difícil es hablar el español‘, en el que los hermanos colombianos Juan Andrés y Nicolás Ospina, más conocídos como Inténtalo Carito, narran las dificultados de un estudiante canadiense para aprender castellano por culpa de los múltiples significados de las palabras.

El protagonista de ‘Qué difícil es hablar el español‘ comienza su desventura idiomática en las Islas Canarias, se matricula después en la Universidad de Salamanca para estudiar filología y viaja finalmente a Latinoamérica, donde, entre otros lugares, visita México DF y Bolivia. También hace un postgrado en Costa Rica y realiza un curso de lectura con un profesor cubano aún a riesgo de enloquecer cual Quijote en la novela de Cervantes.

¿Acaso aprender castellano es como luchar contra molinos de viento? A juzgar por la canción eso parece. Os invito a que la escuchéis y os dejo aquí su ingeniosa y desternillante letra. Como dice el estribillo: “Que difícil es hablar el español, porque todo lo que dices tiene otra definición”. Ahí, precisamente ahí, está la riqueza del idioma.

LETRA DE LA CANCIÓN ‘QUÉ DIFÍCIL ES HABLAR EL ESPAÑOL’ Sigue leyendo

Share

¿Qué significa badulaque?

Badulaque

Retomo el placentero arte de escribir y describir para definiros en esta ocasión la palabra badulaque. Así es como se llama un famoso bar de copas de la villa desde la que gestiono este blog. Y claro, no contento el menda con beberse hasta el agua de los floreros que ni siquiera hay en el citado local -o no los he visto dado mi estado de embriaguez cuando allí acudo-, tenía que saber, y daros a conocer, el por qué de badulaque.

Echo un vistazo al diccionario de la RAE y veo que, entre otras cosas, badulaque es un afeite compuesto de varios ingredientes que se usaba en otro tiempo. ¿Un afeite? Sí, lo sé, otra palabra rara. Dígamos afeite o dígamos aderezo, compostura o cosmético utilizado para la higiene o belleza del cuerpo.

Pero no os centréis mucho en la anterior acepción porque la mayoría de las veces el empleo de badulaque responde a la necesidad del emisor de adjetivar a alguien necio, inconsistente, de poco juicio o corto entendimiento. Y aún más: el badulaque es impuntual en el cumplimiento de sus compromisos. Un desastre, vamos.

Ay, qué mayor me estoy haciendo y cuánto me merezco un homenaje. Por ejemplo el de llamar badulaques a la gran mayoría de los miembros de la clase política española -cito ésta porque es la que conozco-. Badulaques por incapaces. Por demostrar pocas luces en el arte de gobernar y unos faros inmensos sin embargo en las habilidades de esquivar obligaciones y meter la mano en la caja ajena. Eso sí, un poquito de afeite y a correr.

Share

¿Qué significa paquetear?

PaquetearEn países como ArgentinaBolivia Uruguay se dice que alguien es un paquete (o una paqueta) cuando muestra un esmero desmedido en su arreglo, en su vestimenta o en sus modales. También se emplea para calificar a una prenda de vestir, a una vivienda e incluso para definir una celebración. “Una fiesta paqueta”, podríamos afirmar.

Así pues, tomando como definición de paquete la anterior, nada que ver con la acepción más común de envoltorio, emplearemos el infinitivo paquetear, recogido en el RAE, como sinónimo de presumir, fardar, chulear, alardear, vanagloriarse, jactarse, creerse o fanfarronear.

En Costa Rica, la palabra rara paquetear significa mentir; decir lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. Otros términos con un uso similar son engañar, falsificar, fingir, calumniar e inventar (no inventos útiles, sino patrañas).

Además de los mencionados, la palabra paquete tiene otros significadosen lengua castellana. Enumero algunos de ellos: conjunto de servicios o requisitos, persona que va en la parte trasera de una moto, castigo osanciónbulto de los órganos genitales masculinos, conjunto de programas o de datos y persona especialmente torpe.

Share

¿Qué significa bochinche?

BochincheLa palabra rara bochinche es más popular en América del Sur que en España, donde prácticamente ha caído en desuso. Es sinónima de tumulto, barullo o alboroto, aunque en algunos países como México se utiliza también para describir un baile o una fiesta.

Según la RAE, un bochinche es además un chisme a veces calumnioso, contra una persona o familia, que cobra mayor proporción y maledicencia a medida que se transmite de boca en boca y la bola crece. Curiosamente, describíamos hace algunas semanas en este mismo blog la palabra rara vidajenear, estrechamente relacionada.

En América, hay constancia documentada del término bochinche desde principios del siglo XIX. Así, el general Francisco de Miranda, precursor de la emancipación del continente con respecto a los colonizadores españoles, afirmó desengañado lo siguiente en 1812: “¡Bochinche!, ¡bochinche! ¡Esta gente no es capaz sino de bochinche”.

Sobre el origen de la palabra, hay quienes defienden que proviene del vocablo buche, equivalente de buchada (agua que llena la boca). De ahí procedería bochincho (sorbo), cuya identificación con las tabernas habría derivado finalmente en el significado de fiesta o baile. Y claro, ¿hay fiesta o baile sin tumulto, barullo o alboroto?

BochinchebochinchearembochincharbochincherobochinchosoPalabras raras, sí; pero perfectamente válidas.

Share

¿Qué significa chirene?

ChireneEl término chirene es un localismo originario de Bilbao, ciudad situada al norte de la Península Ibérica, en territorio vasco, y, según sus habitantes, la mismísima capital del mundo. Pues bien, allí, precisamente allí, nació la palabra rara del día; entre edificios de rancio abolengo, calles de indiscutible personalidad, la ría que observa con atención, puentes y paseos de renovada factura, recuerdos industriales y el museo más titánico jamás imaginado.

Se dice de alguien que es chirene cuando es graciosillosimpático,divertidoocurrente… Los chirenes suelen ser los reyes de la fiesta. Es cierto que son algo extravagantes y acostumbran a dar la nota, pero se les quiere, son salerosos y caen bien. Es éste, sin duda, un adjetivo que se adjudica con cariño, no en vano ser de Bilbao implica en sí mismo ser algo chirene.

Bilbaínos y bilbaínas tenemos fama de fanfarrones y, la verdad, es en parte cierto, para qué negarlo. Somos chirenes en fondo y forma y presumimos de ello. Sólo nosotros lucimos la txapela -gorro típico similar a una boina- con arte y soltura. Y eso hace mucho, nos da un porte inigualable.

Tal es la fama de esta ciudad que incluso los nacidos más allá de sus baldosas reclaman para sí su pertenencia  a la urbe. “Los de Bilbao nacemos donde queremos”, afirman reinvidicativos tan chirenes personajes. Y claro, nosotros les acogemos. Porque otra cosa no tendremos, pero acogedores somos, faltaría más.

Y qué decir de los chistes de Bilbao, una forma tan chirene como otra cualquiera de vanagloriarnos.

Ejemplo 1:
-Hola, buenas, ¿me da un mapamundi de Bilbao?
-¿Margen derecha o margen izquierda?

Ejemplo 2:
-Oye, Patxi, ¿y a ti qué te daba el segundo ejercicio?
-Me daba infinito.
-Aibalaostia, ¿sólo?

Share

¿Qué significa zaborrero?

ZaborreroSegún la Real Academia Española (RAE), la palabra rara zaborrero (o zaborrera, en femenino) se utiliza en el contexto laboral para calificar a aquellos obreros que trabajan mal, que son chapuceros. Y bien, no quisiera excederme con un colectivo, el de los “curritos”, que lleva miles de años levantando países con más sudor que alegrías, pero, reconozcámoslo, hay peones malos… muy malos.

Zaborreros y zaborreras abundan en todos los sectores del mercado laboral –y fuera de él-, pero es especialmente escandaloso el porcentaje de paletillas del tres al cuarto que, en comandilla, prometen mil y unas mejoras en hogares de todo tipo. Sin compromiso. Sin seriedad. Hablo de albañiles, de electricistas, de fontaneros, de pintores de brocha gorda y de otros representantes gremiales que, lejos de honrar la profesión, tiran su prestigio por el suelo. Sin pudor. Sin vergüenza. Por un puñado del vil metal que incita al pecado del mundo.

En mi opinión, son también zaborreros los ‘cambiapiezas’ del sector del automóvil, los gurús de la medicina milagrosa, los funcionarios de pereza infinita, las secretarias de incapacidad permanente, los directivos de ego desmedido y nula valía, los conductores que desafían el peligro, los policías de placa rápida y los mandamases acomplejados. Entre otros muchos.

Share